“El huracán acabó con la fantasía”

El periodista puertorriqueño Ed Morales presenta un nuevo libro en el que plantea que María terminó de revelar la verdadera naturaleza de la relación de más de 100 años entre Puerto Rico y Estados Unidos

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Por Benjamín Torres Gotay

Cuando Ed Morales, un periodista puertorriqueño nacido y criado en Nueva York, vio el estado en que quedó Puerto Rico tras el paso del huracán María, más los titubeos mostrados por el gobierno de Estados Unidos para desplegar el nivel de asistencia que requería la descomunal tragedia, supo que algunas verdades que le habían incomodado durante toda su vida estaban en vías de ser expuestas como una herida a la luz.

“El huracán acabó con la fantasía de que la ciudadanía de los puertorriqueños era igual a la de los estadounidenses”, dice Morales, de padres boricuas, y quien dice que nunca se sintió completamente parte de la sociedad neoyorquina en la que creció. “Muchos de mis valores políticos y morales vienen de Puerto Rico, que yo creo que es completamente otra cosa”, precisa.

La idea de que la bancarrota de Puerto Rico, primero, y el huracán María, después, dejaron al descubierto la verdadera naturaleza de la relación de la isla con Estados Unidos y animaron a Morales en la redacción de su más reciente libro, “La isla de la fantasía: el colonialismo, la explotación y la traición a Puerto Rico”. El libro, cuya versión en español acaba de ser publicada, será presentado hoy en la librería Bookmark, en el centro comercial San Patricio, en Guaynabo.

“un satélite colonial”

En el libro, Morales, quien ha escrito para publicaciones como Rolling Stone, The New York Times, The Guardian y The Nation, hace un detallado recuento que comienza desde la decisión de Estados Unidos de invadir a Puerto Rico durante la Guerra Hispanoamericana y la explotación económica a la que fue sometida la isla por décadas.

Además, revela la antesala de la crisis que culminó con el impago, Promesa y la Junta de Supervisión Fiscal entre el 2015 y el 2016, el paso de María en septiembre de 2017 y su dolorosa resaca que, en alguna medida, no concluye aún.

“Ahora, se revela que Puerto Rico es lo que siempre fue: un satélite colonial, un vertedero de productos manufacturados en Estados Unidos y un refugio fiscal o casino de inversión en una tierra tentadora para los turistas”, escribe Morales en el prólogo de su libro.

La tesis de Morales, en su libro, es que Puerto Rico ha sido objeto de explotación por más de un siglo por parte de intereses financieros estadounidenses con la complicidad de actores locales y que, incluso, en el momento de mayor vulnerabilidad de la isla, como ocurrió tras el paso de María, esa política no cambió.

Por el contrario, plantea Morales, la indefensión en que quedó la isla después de María sirvió como un aliciente adicional para los que tienen intereses en seguir aprovechándose de Puerto Rico. Esos intereses, recuenta Morales en su libro, comenzaron a desarrollar leyes y esquemas que facilitaron la explotación de Puerto Rico desde los albores mismos de la ocupación estadounidense.

súbito interés en la isla

“La culpa de lo que ha pasado también se puede adjudicar a los colaboradores en los sectores gubernamentales y bancarios en Puerto Rico, que también tuvieron su rol en todo esto. Creo que en las colonias siempre hay el poder del imperio, pero también los colaboradores que juegan su parte”, sostuvo Morales, cuya familia en Puerto Rico vive en Río Grande.

Morales cuenta a El Nuevo Día que estos temas venían inquietándole mucho antes de María, pero que no había logrado interesar a ninguna editorial estadounidense que le comprara la idea de un libro al respecto.

Después del paso de María, de la extensa cobertura que recibió la tragedia en los medios estadounidenses y de las críticas que recibió la administración del presidente Donald Trump por su respuesta a la crisis, surgió de repente interés por la historia que Morales quería contar.

“Antes de María, me molestaba que, en la prensa americana, solo se cubría el tema de la crisis financiera y solo desde el punto de vista de cómo impactaba a los inversionistas de los bonos y no de cómo impactaba al pueblo puertorriqueño. Después de María, hubo mucho interés en Puerto Rico de la prensa americana y también de la industria editorial”, dice.

Morales reconoce que, en su libro, hay un tono de “molestia e indignación”, pero lo atribuye al que ha sido su ánimo con relación a la actitud de Estados Unidos hacia Puerto Rico durante más de 100 años.

En Estados Unidos, según Morales, ni siquiera se reconoce que dicho país tiene colonias.

“El ciudadano de Estados Unidos no está consciente de que este país tiene colonias, no solo Puerto Rico, sino cuatro o cinco otras. Eso ha estado toda la vida en mi conciencia y me motivó un poco con este libro. También, está en mi conciencia el trato discriminatorio que recibieron mi mamá y mi papá cuando llegaron a este país”, dice Morales, cuyos padres fueron parte de la enorme ola migratoria de puertorriqueños a Estados Unidos durante los años ‘50.

“Mi familia llegó aquí, gente de raíces básicamente campesinas, de clase obrera y nunca se sintió aceptada o parte de la sociedad norteamericana”, sostiene Morales, para quien “La isla de la fantasía” es su sexto libro y entre cuyas otras obras hay títulos como “Latinx: The New Force in America” y “Living in Spanglish”.

esperanza en puerto rico

A pesar del tono de su libro, Morales, quien con frecuencia visita a Puerto Rico para pasar tiempo con su madre, que vive en Río Grande, tiene esperanzas en el futuro de la isla.

Manifestó que en las protestas del verano pasado contra el entonces gobernador Ricardo Rosselló vio el surgimiento “de un nacionalismo nuevo que no se queda en el mismo sitio” y que incluyeron diferentes reivindicaciones como aumentos salariales y protección a minorías.

Cree, además, que las elecciones del año entrante en Estados Unidos pueden llevar al poder a un gobierno más afín a las necesidades e intereses de Puerto Rico.

“Creo que, con nuevas ideas que salen de Puerto Rico y una atmósfera mejor en Washington, se puede negociar algo nuevo en la relación entre Puerto Rico y Estados Unidos”, concluye.